Como información denominamos al conjunto de datos, ya
procesados y ordenados para su comprensión, que aportan nuevos conocimientos a
un individuo o sistema sobre un asunto, materia, fenómeno o ente determinado.
La palabra, como tal, proviene del latín informatĭo, informatiōnis, que
significa ‘acción y efecto de informar’.
La importancia de la información radica en que, con base en
esta, podemos solucionar problemas, tomar decisiones o determinar cuál
alternativa, de un conjunto de ellas, es la que mejor se adapta a nuestras
necesidades. El aprovechamiento que hagamos de la información, en este sentido,
es la base racional del conocimiento.
La información se puede definir como un conjunto de datos
procesados y que tienen un significado (relevancia, propósito y contexto), y
que por lo tanto son de utilidad para quién debe tomar decisiones, al disminuir
su incertidumbre. Los datos se pueden transforman en información añadiéndoles
valor:
* Contextualizando:
se sabe en qué contexto y para qué propósito se generaron.
* Categorizando: se
conocen las unidades de medida que ayudan a interpretarlos.
* Calculando: los
datos pueden haber sido procesados matemática o estadística mente.
* Corrigiendo: se han
eliminado errores e inconsistencias de los datos.
* Condensando: los
datos se han podido resumir de forma más concisa (agregación).
Por tanto, la información es la comunicación de
conocimientos o inteligencia, y es capaz de cambiar la forma en que el receptor
percibe algo, impactando sobre sus juicios de valor y sus comportamientos.
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